Desde el nacimiento hasta la niñez la mayoría de pequeños padecen de Miopía o Hipermetropía, esta última por lo general tiende a corregirse naturalmente después de los 5 años, cuando los ojos se han desarrollo completamente, además en algunos casos la Hipermetropía es asintomática y puede pasarse por alto en un primer diagnóstico.
La predisposición genética, el reducido tamaño del ojo y la elasticidad que tienen los ojos infantiles son las causas principales para que aparezca la Hipermetropía en edades inferiores a los 12 años, pese a estas razones hablar de una operación de Hipermetropía es prematura para este tipo de población.
Sin embargo, es en esta etapa en la cual los defectos refractivos pueden empeorar si no se diagnostican a tiempo, el problema en los niños es que no son candidatos para una cirugía refractiva, puesto que la forma de la córnea no se estabiliza sino hasta después de cumplir la mayoría de edad.
En niños y adolescente los síntomas varían a los de un adulto, por ejemplo, pueden llegar a presentar fuertes dolores de cabeza, fatiga ocular, ojos rojos o picazón, en casos cuyo dictamen es mayor a una a 1 dioptría puede aparecer el estrabismo.
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